viernes, 19 de agosto de 2011

Carta a Leugim

Si pudieras retroceder el tiempo, ¿lo cambiarias todo? Desearías que nunca nos hubiéramos conocido, desearías haber sido más consciente de lo que tuviste por un tiempo,  o solo viajarías de vuelta al día donde se acabo para los dos.

Ojala pudiéramos retroceder el tiempo, bueno fuera cambiar las cosas que hicimos mal con solo presionar un botón y borrarlas para siempre. Pero como seria el volver a comenzar, el volver a andar, si con solo el botón de “rewind”, “edit” y “delete” se arreglaría el mundo.  Seguiríamos yendo siempre hacia atrás y los problemas de la vida se eliminarían con solo un clic.

Es difícil seguir andando cuando una parte de tu cuerpo se resiste al cambio, y sobre todo cuando una de tus piernas se entierra en las arenas movedizas del pasado. Creo que a veces nosotros preferimos seguir en el extraño confort del pasado y soportar lo que se venga por miedo a cambiar de camino. Es más fácil asentir y acurrucarnos en el desván de los recuerdos y memorias. Pero es más difícil preparase para asumir nuevo retos y aventuras en el camino amarillo de la vida. ¿Por qué? Porque nadie sabe qué es lo que va a pasar más allá de hoy.

Dejemos de mentirnos, dejemos de buscarnos hasta en los sueños, dejemos de hacernos daño y soltemos nuestras manos para empezar a vivir separados. Sé que duele, que arde y que pica, que se siente un vacio muy grande alrededor, que de pronto nos invade una sensación de melancolía. ¡Cuidado! Pues la soledad es algo traicionera, a veces es buena pero si se está mucho tiempo con ella nos puede atrapar y cada vez es más difícil escapar de ella.

No hay que temer, hay que sentarnos un momento sobre el limbo de nuestros pensamientos para desechar típicos cuestionamientos  como “no voy a encontrar a nadie como tú” o “no voy a poder ser el mismo de antes”. Dejemos de darle vuelta a estas cuestiones porque es verdad, nunca vamos a encontrar a otra persona igual. Todos somos diferentes, pensamos diferente y actuamos diferente. Y también es cierto que no vamos a volver a ser los mismos de antes, porque hemos vivido experiencias que nos han hecho crecer en distintos aspectos que nos impiden volver hacia atrás.

Ahora que resolvimos estas cuestiones, abramos las ventanas y las puertas, salgamos a dar una vuelta, separados. Y sigamos con esta aventura del futuro incierto cada quien por su lado. Ya nos despedimos en su momento, no nos diremos adiós, solo hasta luego. El futuro es tan incierto que quizá nuestros caminos se vuelvan a cruzar, eso nadie lo sabe. Es momento de  guardar el libro en el estante, pero antes de guardarlo prometamos que ninguno de los dos volverá a cometer los mismos errores que terminaron con esta historia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario