domingo, 1 de diciembre de 2013

Los veintiséis...

Los veintiséis...  a tan solo cuatro pasos de los tan temidos treinta. Temidos no por los dos dígitos que lo conforman sino por lo que representan.

Estoy en esa etapa de la vida en que las decisiones que uno toma marcaran totalmente el rumbo del camino. De pronto uno descubre que el tiempo no ha pasado en vano, que ha aprendido cosas que no están escritas en libros, que los problemas que uno tenia de niño son una broma al lado de los que nos toca vivir ahora o mas adelante.

De pronto ves a tus amigos comprometerse, casarse, tener hijos – no necesariamente en ese orden. Y te dices a ti mismo si eso algún día te pasara a ti, si tendrás la misma suerte. Mientras siguen llegando lo partes, y te dedicas a acumular vestidos de fiesta y comprar regalos de boda.

Dejas de asistir a las discos porque tienes una recepción de matrimonio. Te empiezas a sentir fuera de lugar en los antros a los que ibas, los cambias por bares mas elegantes con gente cada vez mas vieja donde es raro ver a alguien hacer papelones o tomar de más. 


Tus amigas lucen desesperadas intentando lanzar sus redes al primer hombre que se les cruce por delante, pues dicen que se les acaba el tiempo en esta inventada carrera al altar. Y yo solo me pregunto si vale la pena tanta desesperación y urgencia…