miércoles, 2 de mayo de 2012

La peor cita de mi vida



A mediados de enero en una de las tantas juergas, mientras tomaba una cerveza con mis amigos, un chico de cara agraciada se me acerco para bailar y acepte su invitación (así se decía en los tiempos de mi abuela). Mientras bailábamos me metía el floro de ser actor/músico/modelo, y la verdad que ya me estaba aburriendo.

En eso mientras el intentaba acercarse a mi rostro, para esquivarlo termine mirando el suelo y vi lo peor. Si hay algo que detesto en los hombres es que usen jeans con zapatos de vestir al mismo estilo de los cumbiamberos y menos en pleno verano! Eso fue el detonante para que me animara a escapar y volver con mis amigos.
Se acabo el fin de semana y como todos los domingos por la noche, me conecte al facebook y aquel chico de los zapatos me quería agregar como amiga y cometí el error más grande de aceptarlo. Pasaron los días y yo seguía mi vida con normalidad hasta que me hizo el habla. Me empezó a hablar de música, de los Beatles y me pareció interesante seguir con la conversación por un ratito.
Pasaron los días y me volvió a hablar, esta vez para invitarme a salir. La verdad que no tenía ganas, el pata no me atraía de ninguna manera y no. Su insistencia fue barbará, no sabía lo que era un NO así que para quitármelo de encima le dije OK. Y así empezó lo que sería la peor cita de mi vida.
Al día siguiente por la noche no me recogió de mi casa, pero me pidió que nos encontráramos en un Bembos. La verdad que lo iba a dejar plantado pero me escribió un mensaje que ya estaba allá y me dio un poco de pena. Así que fui para allá, cuando estaba por cruzar la calle hacia el local de hamburguesas pude ver desde la esquina que algo le brillaba en la cabeza, cuando me fui acercando pude ver que era su pelo lo que brillaba de tanto gel que se había puesto encima. Literalmente se había encerado la cabeza, y es otra de las cosas que no tolero en un hombre, me desagrada demasiado.
Ya estaba ahí, nos saludamos y detecte un olor demasiado fuerte que emanaba de su ser. Error numero 2: bañarse en perfume barato. Me gusta que los hombres huelan bien, pero cuando se exceden se hacen un daño terrible, dan alergia. Pero eso no fue todo, como olvidar esa camisita talla XXS que le quedaba más apretada. Error numero 3: camisa corta y apretada, y para colmo stretch. No podía ser tan mala onda y juzgarlo por cómo se arregla así que seguimos con la cita. ¿Cuál es el plan? ¿Hombre de treinta donde está tu carro? No había plan, quería que comamos unas hamburguesas a lo cual me negué rotundamente. Error numero 4: como se le ocurre invitar a una chica a comer al bembos en una cita, es recontra “tacky”.
No había plan, el olor a perfume de quinta me estaba matando y no quería comer una hamburguesa. Me sugirió ir a caminar hasta Miraflores (ojo: estábamos en San Isidro y el no tiene carro) y como a mí me encanta caminar acepte. En medio del camino me pidió que paramos un momento porque estaba cansado lo mire y todo el era un solo de sudor. Error numero 5: debió usar un mejor desodorante si decidió usar una camisa que parecía fajada a su cuerpo.
En el camino me iba contando que nunca estudio una carrera, que vivía con su mami y que era actor de videos institucionales. Esos que te pasan en las inducciones de las empresas explicándote las normas de seguridad y que se yo. Cada minuto que pasaba solo pensaba cómo hacer para safar de esta locura. Pero eso no fue todo, solo hablaba de el, que le gusta cantar y se ponía a cantarme canciones de los Beatles las cuales termino de malograr por completo para mí.
El, ya descansado me sugirió seguir el camino en taxi, para cuando llegamos a la heladería el insistía en pagar mi helado, pero la verdad que me negué rotundamente para dejarle en claro que no quería nada con él. Así que compre mi helado de yogurt natural con frutas -que por cierto me encanta- y me senté a disfrutar lo más rápido posible lo único que valió la pena. Y él seguía hablando de sí mismo. Error numero 6: si algún hombre quiere impresionar a una chica no tiene que hablar sin parar de sí mismo, sería bueno que de cuando en cuando le gustara saber sobre la otra persona y entablar una conversación amena.
Por fin cerró el pico y se fue al baño. Entonces yo aproveche el pánico para llamar a una de mis mejores amigas que siempre anda por ahí. Y suerte la mía que estaba cerca, mis únicas palabras fueron por favor ven por mí, ayuda, urgente. Para cuando salió del baño me encontró al teléfono y le dije que una amiga pasaría por mí y que ya me tenía que ir. Dijo que él era un caballero y que se iría cuando Paz llegara.  Ya no sabía qué hacer, quería que se fuera.
Los minutos pasaban, la encontraría en el Z, y ella no llegaba. Lamentablemente tuvo un inconveniente estomacal que la retuvo y yo decidí huir por mi cuenta. Alce mi mano para detener un taxi. Pero el nuevamente insistió en que era un caballero y que no me podía dejar subir sola, que me podía pasar algo. Ya estaba tan harta de todo que solo salió de mi un YA (de vete a ya sabes dónde) pero deja de hablar. El camino fue insoportable él seguía con su monologo sobre no se qué disco de los Beatles (me gusta su música, si. Hablaría de ellos más de 10 minutos, no). Yo solo asentía con la cabeza mientras miraba las luces por la ventana del auto.
Por fin se acabo la pesadilla, llegue a casa, pague mi taxi y le dije chau a lo lejos mientras subía las escaleras corriendo. Solo escuche a lejos un ¿cuándo nos volvemos a ver? Pero creo que mi silencio y mi cara lo dejaron clarísimo.