jueves, 3 de enero de 2013

2013

Empezó un nuevo año, y algo me late que será el mejor de muchos, pues empezó como quería, cumpliendo todo lo que me propuse. El 2012 fue genial, me reencontré conmigo misma, conocí varias ciudades en un continente lejano al nuestro, tengo un nuevo trabajo y no me enamore aunque casi caigo seducida por la tentación...

Para recibir el año decidí no hacer nada y dejar toda esa parafernalia para que otros la disfruten. Me desconecte del celular, y me rodee de la gente que realmente me importa, mi familia. Después de un montón de tiempo recibí el año nuevo con mis padres, disfrutando de las cosas que nos definen como familia, riendo alrededor de la mesa donde el fondue de queso y el champán eran los protagonistas.  Desde la ventana del departamento, aun pegada a mi copa de alcohol, pude ver las luces de colores que pintaban la noche. Los fuegos artificiales se acabaron y mis ojos no podían seguir abiertos, solo caí rendida sobre mi cama y mi perro se acomodo a mi lado.

Inicie el 2013 a orillas del mar, mi lugar favorito, llena de arena. Y decidi que este año iba a empezar una nueva historia. Es tiempo de perdonar y de ser perdonado. Borron y cuenta nueva. Tiempo de olvidar aquello que nos ata al pasado, dejar que las piedras se queden en el camino pues no vale la pena gastar los minutos en recogerlas. Y desde hoy llevare siempre una sonrisa en el rostro, ya sea a través de mis labios o mis ojos. Estoy decidida a seguir el mejor camino, trazar mayores metas y brillar. Que este año sea igual de bueno para ustedes, y se arriesguen a alcanzar lo que quieran.