lunes, 20 de febrero de 2012

Adios al chico del mar

No sé por dónde empezar ni como terminar esta historia sobre un chico que aparece y desaparece de mi vida como por arte de magia. Tengo claro que mis sentimientos hacia el son solo de cariño, de una ilusión que siguió viva por mucho tiempo pero que al fin se apago.
Por coincidencias de la vida nos encontramos sin querer el viernes en el dragón del sur y mientras sonaba la música y nos abrazábamos por el reencuentro no me aguante las ganas de decirle que alguna vez lo quise mucho. La verdad es que no sé porque se lo dije después de tanto tiempo, pero tampoco me arrepiento. Creo que fue necesario para de una vez ponerle fin a nuestra historia y a las ganas que tenia de desnudar su cuerpo.
Él lo tomo de una manera que yo no esperaba y confesó que tiempo atrás -cuando esta historia se iniciaba hace más de cuatro años- le hubiera gustado estar conmigo, me dijo las cosas que le gustaban de mi como persona, que siempre me ha querido y que al igual que yo hoy solo guardamos el uno por el otro un gran cariño.
Nuestra historia nunca funciono, pues mientras nos sinceramos llegamos a la conclusión de que el siempre quiso meterme en su cama primero y luego comprometerse a una relación, mientras que yo siempre quise primero la relación para luego meternos en mi cama. Desde el principio yo supe sus intenciones, pero siempre pensé que podía lograr cambiar los factores.
Ha pasado mucho tiempo, ambos tuvimos otras relaciones, salíamos con otras personas, pero siempre de alguna u otra manera nos volvíamos a encontrar, volvíamos a salir, a conversar, a ver películas. Pero aquel viernes fue la primera vez que dejamos todo clarísimo sobre la mesa, y sin embargo, a diferencia de otras veces ninguno de los dos se pudo resistir a sentir los labios del otro, labios que dejamos de probar hace un par de años.
 Me moría de ganas de aceptar su propuesta de escaparnos los dos a su casa en San Bartolo y jugar a las escondidas debajo de las sabanas, pero mi intuición de mujer, mi cordura y mi cabeza me decía que no. Nos besamos un poco más, recordamos viejas anécdotas, nos actualizamos y mientras el cielo se aclaraba, nosotros nos decíamos adiós.

martes, 14 de febrero de 2012

Anti Cupido

valentines day gifts
Febrero catorce y San Valentín, el día del amor, y de la amistad - como reciente creación a favor del almas solteras de este mundo. Las principales avenidas se llenan de ambulantes ofreciendo de ventana en ventana misios ramos de rosas, globos en forma de corazón, tarjetas con motivos románticos, chocolates y hasta peluches.

Todos le quieren enyucar a uno algún regalito para su pareja, y si le dices que no tienes, igual te quieren hacer comprar algo.

¿Qué tiene de especial un día como hoy? Salir a comer o ver una película sería una locura solo para llegar al destino, pues el tráfico se vuelve infernal, los restaurantes están más que llenos, y ni que decir de los hoteles, hostales, hospedajes. ¿Por qué es tan necesario si uno está con pareja salir un día como hoy? ¿Sera para confirmar el amor que se tienen? ¿Para seguir una estúpida tradición que ni siquiera es nuestra?

Un día como hoy los novios que nunca tuvieron un detalle para con sus novias se reivindican con solo comprar un huachafo peluche gigante que no sirve para nada. Se perdonan las infidelidades, errores y metidas de pata. La mayoría cae como lornas ante un mínimo detalle el día de hoy.

Para mí el día de hoy no funciona de esa manera, es un día normal común y silvestre. Donde sí me provoca salir salgo, y si no me quedo en casa, pues no tengo que depender de otro para hacer mis planes. Yo aun no entiendo porque algunas parejas reducen el afecto, los detalles y quizá encienden un poco más la pasión en un día como hoy que ni siquiera nos pertenece. Es más, mucha gente ni siquiera sabe quien miércoles es San Valentín.

Quizá algunos dirán que soy el grinch del 14 de febrero, porque estoy soltera y disfruto de la vida como me parece mejor. Pero aun estando con pareja nunca celebre los 14 de febrero, ni mucho menos intercambie regalos. Creo que lo único que envidio, es que todos se pusieron de acuerdo para tener sexo hoy, y de alguna manera será como una orgia virtual o algo parecido. ¡Todos en el acto en simultáneo!

jueves, 2 de febrero de 2012

El Elevador

Prácticamente toda mi vida he vivido en el mismo lugar, en el mismo edificio color cemento ubicado en esquina en un sexto piso con una vista a la calle realmente espectacular. No cambiaria el vivir en las alturas por nada del mundo, pues me siento más segura que viviendo en una casa, puedo salir de vacaciones con la familia y tener la certeza que al regresar encontrare todo tal cual lo deje.
 Al vivir en un edificio de doce pisos es necesario contar con ascensor, pues imaginen subir y bajar seis pisos todo el tiempo, agotador. Donde vivo tenemos dos ascensores, uno para los pisos pares y otro para los impares. Cuando quiero dejar las alturas solo necesito marcar un botón blanco que luego se enciende de anaranjado, esperar pacientemente unos segundos, suena un timbre, el botón vuelve a su color natural, se abren las puertas e ingreso a esta caja con espejos 360 grados con una luz que permite ver cualquier imperfección del rostro. Luego oprimo el botón con el numero uno y tras un minuto y medio ya estoy abajo al nivel de la vereda.
Son extraños los ascensores, a veces son incómodos, otras son románticos y otras veces hasta dan un poco de susto. Son incómodos cuando uno comparte el ascensor con un extraño, y ese minuto y medio de trayecto se vuelve larguísimo, ninguno habla, y que solo atinan a mirar el marcador que hay sobre la puerta que se enciende en cada piso que pasa. Y cuando por fin toca bajar uno se siente aliviado, relajado al fin. De estos momentos he tenido millones, también me ha tocado que al abrir la puerta del ascensor me he encontrado con un olorcito desagradable, pila de perro o quien sabe que, por lo que debo usar las escaleras.
Pero los momentos románticos en el ascensor son mis favoritos, me encanta al regresar a casa por la noche con algún chico, entrar al ascensor apretar el botón de mi piso, apagar las luces y besarnos y acariciarnos a oscuras mientras estamos en movimiento. Aun no he probado el sexo dentro del ascensor, si tuviera un ascensor de servicio, o viviera en el último piso sería mejor, pues da el tiempo y la privacidad justa para el acto.
Al igual que cualquier cosa mecánica, los ascensores tienen sus fallas, y en mis casi 25 años de vida, solo me he quedado atracada en el ascensor dos veces y la ultima fue horrible. Aunque duro pocos minutos, parecía eterno y al abrirse las puertas tuve que saltar, pues estaba un metro por encima del piso.
A pesar de haber tenido dos experiencias feas en los ascensores, no puedo dejar de usarlos, además uno nunca sabe con quién te puedas cruzar en el ascensor, los amigos churros del vecino, los primos de la vecina, y después de que se cierra la puerta nadie sabe lo que puede pasar dentro… eso sí, cuidado con los elevadores de los edificios nuevos, pues tienen cámara de seguridad y los porteros se ganan con todo lo que pasa dentro.