domingo, 23 de febrero de 2014

Deje mi armadura en el ropero…

En ocasiones nos vemos obligados a hacer un pequeño espacio en nuestras vidas para conocer a nuevas personas. Cedemos en nuestro tiempo para compartirlo con otro y ver que sorpresa nos depara el camino. Acabas de conocer a este nuevo ser y te da curiosidad, quieres saber mas. Y si hay una leve chispa, un poco de química y también tiene curiosidad por ti se da la primera cita.

Un jueves a finales de enero decidí ceder mi tiempo y espacio, y arriesgarme a conocer a un espécimen de hombre por encima de los treinta, de quien sabia poco o nada. Me hizo esperarlo hasta las 10:25pm y yo moría de sueño pero también de curiosidad. Dicen que la primera impresión es la que vale, y así fue. Le encontré varios detalles que no me gustaron como el hecho de que fume y diga muchas lisuras cuando habla conmigo. Pero se contrarrestaron con la pasión que desborda cuando habla de sus proyectos y metas, con su sonrisa, con sus ocurrencias y con las mil y un sonrisas que logro sacarme en la corta noche.

La pasamos bien y quedamos para vernos una segunda vez, un paso por ti a las seis, se convirtió en paso por ti entre siete treinta y ocho, que término siendo salgo de mi casa a las ocho. Si hay algo que detesto es la impuntualidad y que me hagan esperar. Un cine, yo y mis lentes al estilo Clark Kent, la oscuridad de la sala y sus dedos entrelazados a los míos. Se que moría por besarme cuando se acomodaba cada vez mas cerca, pero no le iba a responder con tanta gente alrededor y con lo enganchada que estaba con la película. Pero el nunca se rinde, y me arrancó un beso en las escaleras mecánicas. No lo vi venir y por tanto no pude esquivarlo. Sólo me acomode bien y ate mis manos a su cuello, siguiendo su juego. Un Nissan Sentra color rojo fue nuestro escape de regreso a casa.

Al día siguiente me llamo por primera vez al teléfono, me gusta su voz, es medio rasposa pero a veces no pronuncia bien y me cuesta entenderlo. Se esta metiendo en mi cabeza y yo no quiero. Tengo mi armadura puesta para protegerme y que no me hagan daño por enésima vez. Vamos con calma. Yo no lo quise besar ayer pero bueno las cosas pasan. 

Y empecé a cederle mi tiempo e ir al cine mas seguido, conocí su departamento y su espacio. Pero yo dudo mucho, me cuestiono demasiado las cosas. Y en un momento no estaba segura de seguir aceptando vernos, y no porque no me gustara sino porque yo no tenia claro que es lo quería de todo esto, y que es lo que quería él de esto. Y es que hay cosas que me asustan, no quiero que me utilicen y luego hagan de mi una bolita de papel que tiran en la basura, quiero tener la certeza de que estará ahí mañana. Me la pase pensando mucho tiempo en si podía existir un “nosotros” o si lo que quiero es un “nosotros”.


Luego de tanta reflexión me dije a mi misma, solo déjate llevar, que sea lo que tenga que ser y disfruta del momento. Deje mi armadura en el ropero, borre la nube de pensamientos y lo tuve al frente. Y pude darme cuenta de que no solo la paso increíble sino que disfruto de su compañía. Empiezas a sentir cosas que en algún momento juraste no volver a sentir, pero uno no puede controlarlo todo.  Y es que lo quiero…

No hay comentarios:

Publicar un comentario