miércoles, 21 de mayo de 2014

Me muero por él y sufro en silencio...

Mis ojos se ahogaron en una tormenta de dos días. Pero luego, el cielo de pensamientos que nublaba mi cabeza se esfumó,  y mis ojos se secaron.

La soledad me acogió en sus brazos, y me abrazó tan fuerte que casi me estrangula. Pero de alguna manera me gusta estar sola. Me gusta el silencio, mi espacio y mi tiempo.

A veces me recuesto en la oscuridad, cuando todos duermen, y cierro los ojos buscando dentro de mi. Y es ahí donde aparecen frente a mi los recuerdos de aquello que alguna vez fue.

Otras veces solo me suelto preguntas cual ametralladora que solo terminan de volverme loca.  ¿En qué me equivoque esta vez? ¿Qué hice mal? ¿Qué dije? ¿Qué pensé en voz alta? ¿Por qué me dejo de querer? ¿Por qué me hacen daño una vez más? Hasta que mi cabeza se sacude y se deja de presionar. Se aleja de preguntas sin respuesta y decide que las cosas pasan por algo.
Han pasado varias semanas, soy más feliz ahora que las ultimas dos semanas antes del fin entre él y yo.  Aunque a veces lo recuerdo no lo extraño tanto como pensé que lo haría. Hoy se que fue lo correcto alejarnos el uno del otro. Y volver al camino que me había trazado desde un inicio.  Un camino del que me desvié, pues me deje llevar por la ilusión de creer amar a alguien.


Hoy me aferro nuevamente a mi sombra, a las metas que deje en “stand by” y a los amigos que descuide por un momento. Recuperé la cordura, mis pasos y las sonrisa que regale sin esperar nada a cambio. Hoy no sufro más.

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